Vela. El pueblo con nombre de mujer y apellido de pulpero.

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María Ignacia Vela. O María Ignacia – Vela. No son nombre y apellido, como podría suponerse.

Muchos pueblos bonaerenses se formaron a partir de la llegada del ferrocarril y sus nombres corresponden a los propietarios de las tierras donde se levantaron las estaciones. Era una manera de perpetuar la figura de los pioneros y hacendados de esta inmensa tierra argentina. En el partido de Tandil, hay algunas excepciones…

Estación Vela

Pedro José Vela, llegó a estos pagos como vivandero, con la expedición fundadora del Fuerte Independencia en 1823. Se estableció como pulpero en cercanías del Fuerte con su hermano Felipe. Como muchos extranjeros dedicados al comercio, Pedro Vela comenzó a invertir sus ganancias en tierras, convirtiéndose rápidamente en uno de los hacendados más importantes del sur bonaerense.

En 1883 llegaba el tren a Tandil, y con él todas las posibilidades de crecimiento para la rica pampa productiva y los pueblos que iba dejando conectados entre sí, y con los principales puertos y centros urbanos. Al año siguiente se proyectan sus vías hacia Juárez. En marzo de 1885 quedaban inauguradas las estaciones de Gardey y Vela, en la región conocida como horquetas del Chapaleofú.

Pedro Vela falleció en 1857. Es decir que, para el tiempo de la llegada del tren, estas tierras ya estaban en manos de su viuda y su descendencia, que fue muy numerosa, pero sin embargo, ninguno conservó propiedades en el partido de Tandil.

Quien era María Ignacia?

María Ignacia no era la esposa de Vela; ni la hija ni la madre ni la abuela. Para hallar el origen de este nombre debemos abrir otro álbum familiar, el de los Casares – Martínez de Hoz.

Vicente Eladio Casares era otro importante terrateniente con propiedades en los pagos de Vela. El mismo año de la llegada del tren compró las tierras donde se ubicaba la estación. Tres años después, su hijo Vicente Lorenzo presentó el proyecto del Centro Agrícola María Ignacia, en el marco de la Ley recientemente sancionada que pretendía fomentar el poblamiento y la agricultura en torno a las estaciones ferroviarias.

Si bien el proyecto nunca se aprobó, el poblado fue creciendo espontáneamente al ritmo de la prosperidad económica de la región, que demandaba cada vez mas comercios y servicios. El nombre propuesto por Vicente Casares quedó vibrando en la atmósfera hasta materializarse en el pueblo, aunque sin desplazar el de la estación. Tal vez por «economía de palabras» se lo llama simplemente Vela, pero lo cierto que oficialmente se lo denomina Maria Ignacia Vela.

Martínez de Hoz, Bioy Casares y La Martona

María Ignacia Martínez de Hoz era la madre de Vicente Lorenzo Casares. Heredó la estancia San Martín en Cañuelas, en la que su hijo fundaría en 1889 la primer industria láctea del país: La Martona. El nombre de la célebre fábrica es el que eligió Vicente en honor a su hija Marta, ya que así le llamaba su niñera: Martona.

Cerrando este relato que comenzó con la llegada de Pedro Vela al Fuerte Independencia y ahora pasea por los campos de Cañuelas, digamos finalmente que Marta fue la madre del escritor Adolfo Bioy Casares, quien se instaló en Rincón Viejo, la estancia que heredó en los pagos de Pardo, en el vecino partido de Las Flores.